Tisha Beav – Una vista diferente.

El día de Nueve de Av es el día de la destrucción de los dos templos, un día de duelo en el calendario judío. Si lo analizamos profundamente, el día de la destrucción del segundo templo es, el día de la renovación del judaísmo, que nos brinda la oportunidad de enfrentar cada situación histórica.

La destrucción del segundo templo, sobre la cual mucho se ha escrito en relación a la problemática interna que condujo al desastre, debe verse con los ojos de una nueva creación. Muchos cambios en el judaísmo surgieron a partir de la ausencia del templo. Yo quiero enfocarme en tres que me parecen centrales.

El primero es que, desde la destrucción, la responsabilidad pasó de los cohanim a las comunidades. Cada individuo se convirtió en parte activa del pueblo. Todo el peso recayó en el individuo como parte de una comunidad. Ese es un cambio radical. Ya no esperamos más a que Jerusalem nos salve, sino que cada uno se salva a sí mismo. Jerusalem es el símbolo que une a todos, pero todos somos parte activa de lo que llamamos judaísmo.

Lo segundo, conectado con lo primero, es que los sacrificios se transformaron en tefilot, en oraciones. No hay más dependencia de un lugar físico, el judaísmo se convirtió en una religión que puede existir de manera plena en cualquier parte del mundo.

La tercera cuestión se refiere a la corrupción de los cohanim en el templo. Esa corrupción desapareció con la destrucción del templo. Esto permitió formar un judaísmo basado en la construcción de una sociedad mejor, donde la comunidad es lo central y no una serie de sacerdotes con un potencial de corrupción muy grande que manejen el templo en Jerusalem.

El rabino Yojanan ben Zakai, quien salvó al judaísmo y negoció con los romanos para continuar en Yavne, un judaísmo sin templo, salvó al judaísmo. Su acto, que fue en contra de los fanáticos que querían quemar todo en nombre de una ideología desconectada de la vida, salvó al judaísmo. Su decisión de reconocer que no habría más una clase sacerdotal corrupta que ejerciera poder sobre el centro más importante de esa época, y de formar una nueva estructura sin templo, salvó al judaísmo.

Tishá B’Av es un día de memoria y un día de creación. No todo desastre es una base para la creación. Muchos eventos trágicos que sufrió el pueblo judío a lo largo de la historia, preferiríamos que no hubieran ocurrido. Sin embargo, el hecho de formar un judaísmo sin templo nos dio la posibilidad de superarlos.

Hoy, diez meses después del desastre del 7 de octubre, debemos seguir el camino del rabino Yojanan ben Zakai, poner a las personas en el centro y eso significa que el regreso de los secuestrados a sus casas es lo más importante que debemos hacer ahora. Todo lo demás no tiene la misma importancia que traerlos a casa.

Tishá B’Av es un día de creación que estableció la base de que la vida en el judaísmo es el valor más importante de todos, por encima de los templos.

Rabino Uri Ayalon

Jerusalem

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Palabras del Rabino Uri Ayalon sobre parashat Hashavua -La porcion semanal de la Tora 

Parashat Hashavua Rabino Uri Ayalon

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